Soy capitán y oficial de cubierta.
Soy contramaestre, grumete, timonel.
Soy el vigía que está siempre alerta.
Soy el primer y el último marinero.
Es un placer navegar en solitario,
no dar órdenes ni recibirlas,
poder elegir entre mar abierto y estuario
y remontar la opinión y la corriente.
No preguntarte dónde estarás dentro de unos días,
deshacer la rosa de los vientos entre tus dedos,
abandonar salvadores y mesías,
costumbres y manías
y amigos escogidos
que te apuñalan tiernamente
para ahorrarte el sufrimiento.
Es un placer…
Tener encuentros casuales en Tortuga
con bucaneros borrachos de canciones
y con otra gente que la mar cobija,
poetas en fuga
cansados de los cañones
que el poder siempre ha disparado
contra los que viven de verdad.
Es un placer…
Si descubres una polizona
en la bodega, exclamar “¡Vaya suerte!
Compartiremos el viaje durante un rato
pero has de bajar, preciosa,
en el próximo puerto.”
Hay que decirse adiós cuando el deseo
es una ola y no una salpicadura.
Es un placer…
Buscar refugio en una cala desierta,
pasar la noche mecido por las estrellas,
zarpar por la mañana cuando la brisa te despierta,
con la brújula abierta
a revueltas y anhelos,
y hallar la isla del tesoro
siguiendo el mapa de tu corazón.
Es un placer navegar en solitario,
no dar órdenes ni recibirlas,
poder elegir entre mar abierto y estuario
y remontar la opinión y la corriente.
Soy capitán y oficial de cubierta.
Soy contramaestre, grumete, timonel.
Soy el vigía que está siempre alerta.
Soy el primer y el último marinero.