Texto y música : Miquel Pujadó
Un parque solitario, noviembre, un poco de lluvia, / los pies pisando hojas muertas, recuerdos de canciones. / Una cama donde abandonarse a la fiebre que sube. / El gusto cargado de promesas de los primeros besos. / Las horas vividas en los bosques frondosos de un libro. / Los sueños ante una tele que no has enchufado. / Unas nubes plomizas sobre el mar, y el aire que vibra / al sentir la tormenta llenándolo de electricidad. / Si quiero comprar toto ésto, díme cuánto vale. / Díme cuanto vale todo ésto, si tengo que vendértelo… / Si sólo frotándolo con dinero ya se convierte en cenizas, / si en ningún catálogo puedes ver nada igual. / Díme cuánto vale en miradas, / en palabras, en besos, / respóndeme si puedes. / Díme si no es una pena / que ninguna cadena / emita sus spots. / Las incalculables sorpresas que esconde el alba. / El rostro entrevisto fugazmente una mañana en el autobús. / La luz del crepúsculo y el olor a tierra mojada. / La habitación de hotel donde se exploran dos cuerpos desnudos. / El sabor inminente del viaje cuando ya estás en el andén. / La dulce tristeza de un adiós apagado por el silbato. / Y el agua y el pan cuando te desesperas de sed o de hambre. / Y el bar que te acoje cuando fuera es de noche y hace frío. / Si quiero… / Los muebles que saben llenar tantos rincones de memoria. / Aquel viejo sofá que te permite ejercer de gandul. / Los ojos tan abiertos de una niña escuchando una historia. / Los tiernos espectros que surgen del fondo de un baúl. / La gente que no abandona la lucha a pesar del cansancio. / La casa donde alguien te espera y pensa en ti./ La mano del amigo reencontrado y el cabello de la amiga / que el viento ha traído de vuelta y ya no se volverá a llevar. / Si quiero…